Terapia Física

Las lesiones que afectan al tejido muscular, tendinoso, ligamentoso y osteoarticular, generan habitualmente dolor y alteración de la movilidad / funcionalidad de la parte del cuerpo afectada, como síntomas principales. Las lesiones agudas suelen aparecer tras un antecedente traumático claro que provoca la lesión (caída, torcedura, movimiento brusco, etc.), sin embargo, en la mayoría de los casos estas lesiones se presentan de forma subaguda o crónica. Es decir, se van produciendo fenómenos microtraumáticos y/o degenerativos que acaban desencadenando una tendinosis, una distensión ligamentosa, una sobrecarga muscular, etc.

En estos casos es donde adquiere una especial relevancia la intervención de un profesional adecuado que pueda determinar cuáles han sido esos “fenómenos” posturales, mecánicos, deportivos u otros, que hayan facilitado la presencia de la lesión.

El tratamiento fisioterápico de estos procesos debe aliviar los síntomas iniciales (dolor, inflamación, rigidez) reforzar y estabilizar la zona afectada, y de manera imprescindible generar herramientas de prevención para evitar futuras recaídas. Es necesario readaptar la parte lesionada a la realización de la actividad deportiva que realice habitualmente el paciente, o aconsejar que ejercicio físico sería el más indicado para evitar lesiones recidivantes.